domingo, 9 de octubre de 2011

Emergency

Debe ser que la felicidad enceguece, no sé.
Recuerdo todo lo que sentí, y pienso: Era más dolor que otra cosa.

¿Tan así era todo? 
En este momento no entiendo que era lo que sentía.
Sí, lo recuerdo perfectamente: una vez dije que era una persona única e irrepetible en el universo. Esto, además de ser una gran virtud, es una triste condena. Nadie jamás comprenderá lo que siento. A esto se le suma que es imposible no cambiar. Por cada vez que lo haga, me convertiré en una nueva persona única e irrepetible; por lo que no volveré a ser capaz de entender lo que sentía en aquel entonces.

No, ya no siento que estoy en medio de una conspiración. Tampoco siento que él resalta entre la multitud, brillando. Ya no existe ese deseo de volver 3 años atrás. No existe el miedo a crecer [cada vez deseo con más fuerzas que el resto de mi vida comience...lo más pronto posible.]

Debe ser que terminé negando la existencia del destino. Tal vez corté aquel hilo rojo. Dejé de sorprenderme por la brisa previa a la tormenta.
No pienso que sin corazón no sentiría tanto dolor. Los días de lluvia ya no son tan fríos ni tan grises.


Dejé de esperar, sentada en aquella roca, en aquella esquina.