miércoles, 26 de septiembre de 2012

El flequillito hacia el costado ya creció. 
Las perlas de colores quedaron bañadas en polvo. La ropa infantil, ya no me queda.

El maquillaje oscuro se secó. La ropa negra se despintó.
El cuerpo delgado se desformó [y la ropa de moda ya no le quedó bien.]

La cámara ya la dejé olvidada hace mucho tiempo.
Los lápices y las hojas en blanco están guardados en una caja.

Eran etapas.
Son etapas.

Y de todo esto pude rescatar que es mejor dejar la frente descubierta, aunque el flequillo largo sea molesto.
Que no tengo que comprar accesorios omnicoloridos si no tengo nada con que combinarlos. Que la ropa infantil sigue encantándome, pero crezco constantemente y mejor comprar dos talles más. Que el maquillaje natural es ideal para todo estilo; que tengo que tener más variedad de colores que negro [y que tengo que comprar anilina más seguido]. Que tengo que cuidar mi peso todos los días, pero que tengo que aceptar la realidad [que se me noten las costillas no es sexy].
Que las fotos con flash masacran a cualquiera, que posar para las fotos es un asco, que no hay que desperdiciar sacando demasiadas fotos [unas cuantas, en el momento justo, están bien.]
Que dibujar es relajante y te ayuda a distenderte, pero hay que variar y no encasillarse [y hay que tener una mínima idea de lo que se quiere dibujar.]

Que todo estuvo bien, pero nada me define totalmente: cada etapa se apoya en otra, formándome